jueves, 15 de septiembre de 2011

LA HAMBRUNA



HAMBRE MUNDIAL: Ochocientos cincuenta y cuatro millones de personas del mundo están subalimentadas, esto es, disponen de menos de 1.900 calorías diarias. De este número, 820 millones se encuentran en países en vías de desarrollo, en contraste con las 823 millones que había en 1990.
Este informe anual publicado ayer por la FAO, Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación, no muestra ninguna mejora en estos últimos diez años. En la Cumbre Mundial sobre la Alimentación de noviembre de 1996, los jefes de Estado y de gobierno de 180 países se fijaron como objetivo reducir a la mitad para el 2015 la cantidad de gente con hambre.



La mayoría de las muertes por hambre se deben a la desnutrición permanente. Las familias sencillamente no tienen suficientes alimentos (o tal vez no cuentan con recursos para adquirirlos debido a su carestía). Esto, a su vez, se debe a la extrema pobreza.
La Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) estima que unos 920 millones de personas en el mundo sufren de hambre y desnutrición, un 13,2% de la población mundial.
Según el Proyecto Hambre de las Naciones Unidas, alrededor de 24.000 personas mueren cada día de hambre o de causas relacionadas con el hambre. Un 75% de los fallecidos son niños menores de cinco meses. El Instituto de desarrollo y política alimentaria afirma que la hambruna y las guerras causan sólo un 10% de las muertes por hambre, aun cuando éstas tienden a ser de las que trascienden con mayor frecuencia. La mayoría de las muertes por hambre se deben a desnutrición crónica. Las familias sencillamente no consiguen suficientes alimentos. Esto, a su vez, se debe a la extrema pobreza.
La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) estima que unos 925 millones de personas en el mundo sufren de hambre crónica y desnutrición.
La desnutrición, fenómeno de alcance mundial, está directamente relacionado con más de la mitad de los casos de mortalidad infantil.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) calcula que la mitad de todas las muertes de niños que ocurrieron en los países en desarrollo durante 1995, se debieron a problemas relacionados con la desnutrición. Incluso, de seguir persistiendo causará graves consecuencias sobre los niños, la sociedad y el futuro de la humanidad.
La Convención sobre los Derechos del Niño establece la obligación de los Estados de afrontar esta problemática, a los fines de reducir la mortalidad infantil. En este sentido, una de las soluciones estaría dada por proporcionar una buena nutrición. Ésta incluye tres componentes: la alimentación, la salud y la atención.
De esta forma, los grupos más vulnerables de sufrir desnutrición son los fetos en desarrollo, los niños menores de tres años y las mujeres (antes y durante el embarazo y en la etapa de amamantamiento).
Entre las consecuencias de la desnutrición se destacan: incapacidades de por vida, mayor propensión a sufrir enfermedades durante el resto de su vida y menor capacidad de aprendizaje. Las causas de este grave fenómeno son múltiples y de distinta índole: social, política, económica y cultural. Por ejemplo, las enfermedades, la alimentación inadecuada, la falta de acceso a una educación de calidad y a una información correcta.
En el mundo nacen anualmente unos 24 millones de niños con peso inferior al normal (menos de 2,5 kg), lo que representa un 17% de la totalidad de nacimientos. La mayoría de esos niños nace en los países en desarrollo y la causa del bajo peso al nacer es el desarrollo fetal deficiente
La mendicidad es una situación marginal extrema. Los mendigos o «sin techo» suelen pedir limosna para subsistir y viven en cualquier parte de la ciudad.
El «Cuarto Mundo»
En el mundo desarrollado vive aproximadamente un 20% de la población mundial. Ahora bien, no todos los que habitan en él tienen un nivel de vida aceptable. Como ocurre también en los países más pobres, unos pocos concentran la mayor parte de la riqueza.
El crecimiento de la riqueza global en los países desarrollados va acompañado, paradójicamente, de un aumento de los contrastes y, sobre todo, de un incremento de la población pobre. Así por ejemplo, en Estados Unidos, las 400 mayores fortunas del país concentran un volumen de recursos equivalente al ahorro de todo el resto de ciudadanos estadounidenses, mientras que veinte millones de personas pasan hambre vanos días al mes, según un estudio de la Universidad de Harvard.

LA HAMBRUNA MUNDIAL